SAMUEL HUNTINGTON
"Bin Laden quiere que sea un choque de civilizaciones" (*)
Para el influyente politólogo y docente de la Universidad de Harvard, el
objetivo de los terroristas es presentar el conflicto como una oposición
inconciliable entre el islam y Occidente.
Samuel Huntington, politólogo y docente en la Universidad de Harvard, declaró
que la política global estará dominada por un "choque de civilizaciones", que
muy probablemente enfrentará a Occidente con el mundo musulmán y otras culturas.
·¿Es éste el choque de civilizaciones sobre el cual usted viene advirtiendo
desde hace casi diez años?
-Es obvio que Osama bin Laden quiere que sea un choque de civilizaciones entre
el islam y Occidente. La primera prioridad de nuestro gobierno es intentar
impedir que esto ocurra. Pero existe un peligro real de que avance en esa
dirección. La administración actuó como corresponde al intentar reunir apoyo
entre los gobiernos musulmanes. Pero existen grandes presiones en Estados Unidos
para atacar a otros grupos y estados terroristas que apoyen a grupos
terroristas. En mi opinión, eso podría derivar en un choque de civilizaciones.
·¿Lo sorprendió que los terroristas fueran personas educadas de clase media?
-No. La gente que participa en movimientos fundamentalistas, ya sean islámicos o
no, suele tener estudios avanzados. La mayoría no se vuelven terroristas, por
supuesto. Pero son personas jóvenes, inteligentes y ambiciosas que aspiran a
utilizar su educación en una economía moderna y desarrollada y se sienten
frustrados frente a la falta de empleos y de oportunidades. Están presionados
tanto por las fuerzas de la globalización como por lo que ellos consideran un
imperialismo occidental y una dominación cultural. Se sienten atraídos por la
cultura occidental, obviamente, pero también rechazados por ella.
·Usted escribió que "el islam tiene fronteras sangrientas". ¿Qué quiere decir
con eso?
-Si usted observa las fronteras del mundo musulmán, encontrará que existe toda
una serie de conflictos locales que involucran a musulmanes y no musulmanes:
Bosnia, Kosovo, el Cáucaso, Chechenia, Tajikistán, Cachemira, India, Indonesia,
las Filipinas, el norte de Africa, el conflicto palestino-israelí. Los
musulmanes también luchan contra los musulmanes, y mucho más de lo que la gente
de otras civilizaciones lucha entre sí.
·¿Sugiere, entonces, que el islam promueve la violencia?
-No creo que el islam sea más violento que cualquier otra religión y sospecho
que, si sacamos la cuenta, es mucha más la gente que murió en manos de los
cristianos a lo largo de los siglos que en manos de los musulmanes. Pero el
factor clave es el factor demográfico. En términos generales, quienes salen a
matar a otras personas son hombres entre 16 y 30 años. En la década de los años
60, 70 y 80, hubo tasas de natalidad elevadas en el mundo musulmán y esto dio
lugar a una enorme explosión juvenil. Pero esta explosión juvenil irá
desapareciendo. Las tasas de natalidad musulmanas están bajando. De hecho, en
algunos países cayeron drásticamente. El islam, originariamente, se propagó
mediante la espada, pero no creo que haya algo inherentemente violento en la
teología musulmana. El islam, como cualquier gran religión, se puede interpretar
de muchas maneras. La gente como Bin Laden puede tomar cosas del Corán como
mandamientos para salir a matar a los infieles. Pero el Papa hizo exactamente lo
mismo cuando lanzó las Cruzadas.
·¿Estados Unidos debería hacer algo más para promover la democracia y los
derechos humanos en Oriente Medio?
-Sería aconsejable, pero es muy difícil. En el mundo islámico existe una
tendencia natural a resistir la influencia de Occidente, lo cual es comprensible
dada la larga historia de conflicto entre el islam y la civilización occidental.
Obviamente, existen grupos en la mayoría de las sociedades musulmanas que están
a favor de la democracia y los derechos humanos, y pienso que deberíamos apoyar
a esos grupos. Pero también entramos en una situación paradójica: muchos de
estos grupos que se oponen a la represión en esas sociedades son
fundamentalistas y antinorteamericanos. Lo vimos en Argelia. Promover la
democracia y los derechos humanos es un objetivo muy importante para Estados
Unidos, pero también tenemos otros intereses. El presidente Carter estaba
profundamente comprometido con la defensa de los derechos humanos y, cuando
formaba parte de su Consejo Nacional de Seguridad, teníamos incontables
discusiones sobre cómo hacerlo. Pero, hasta donde recuerdo, nunca nadie mencionó
la idea de intentar promover los derechos humanos en Arabia Saudita y por una
razón muy obvia.
·Aparte de nuestros aliados más cercanos, ningún país se alineó tan firmemente
detrás de Estados Unidos como Rusia. ¿Es éste el momento en que Rusia mira
decisivamente a Occidente?
-Rusia mira a Occidente en estas circunstancias por razones pragmáticas y
específicas. Los rusos se sienten seriamente amenazados por los terroristas
musulmanes y consideran que es en beneficio propio que deben alinearse con
Occidente y congraciarse en parte con Estados Unidos, con la esperanza de que
los norteamericanos no presionemos tanto por una expansión de la OTAN en los
estados bálticos y por la defensa misilística. Es una coincidencia de intereses,
pero no creo que deberíamos considerarla una gran realineación. Sí creo, en
cambio, que los rusos están muy preocupados por el crecimiento de China y esto
los hará mirar hacia Occidente.
·India y China, dos países que, según usted, estarían en desacuerdo con Estados
Unidos, se plegaron a esta guerra contra el terrorismo. En lugar de Occidente
versus el resto, ¿el choque podría llegar a ser entre el islam y el resto?
-Probablemente. Los musulmanes luchan contra los occidentales, los cristianos
ortodoxos, los judíos, los hindúes, los budistas. Pero también debemos reconocer
que hay mil millones de musulmanes en el mundo, en todo el hemisferio oriental,
desde el oeste de Africa hasta el este de Indonesia, y que interactúan con
decenas de pueblos diferentes. Uno podría decir que tienen más oportunidades de
choque con los demás.
·La crítica más frecuente que le hacen es que retrata a civilizaciones enteras
como bloques unificados.
-Es absolutamente falso. La principal sección sobre el islam en mi libro se
llama "Conciencia sin cohesión". Allí hablo sobre todas las divisiones en el
mundo islámico, sobre la lucha de musulmanes contra musulmanes. Aun en la crisis
actual siguen estando divididos. Hay mil millones de personas, con todas sus
subculturas, sus tribus. El islam está menos unificado que cualquier otra
civilización. El problema con el islam es el mismo que Henry Kissinger expresó
hace 30 años con respecto a Europa: "Si quiero llamar a Europa, ¿qué número
tengo que marcar?" Si quiero llamar al islam, ¿qué número tengo que marcar? El
islam puede plantear problemas porque es menos cohesivo. Si hubiera un poder
dominante en el mundo islámico, uno podría tratar con él. Pero lo que vemos hoy
es cómo los diferentes grupos islámicos compiten entre sí.
MICHAEL STEINBERGER. The New York Times.